17/4/12

SIETE MENTIRAS DE LA ESCUELA TRADICIONAL Por Sir Robinson

Una conferencia de 18 minutos en 2006 le hizo famoso. «Las escuelas matan la creatividad», dijo entonces en un discurso revolucionario sobre la educación.

Nacido en Liverpool en 1950 en el seno de una familia trabajadora de siete hermanos, la escuela le cambió la vida. «Un profesor descubrió el talento en un chaval poliomelítico de barrio y apostó por él».

Catedrático, escritor y conferenciante, Robinson asesora a gobiernos, empresas e instituciones culturales de todo el mundo.

Primera mentira: si te esfuerzas en el cole, de mayor tendrás un buen trabajo. Todos los países del mundo están llevando a cabo profundas reformas de la educación. Algo no funciona, pero nadie sabe muy bien qué es. Para Robinson, el problema es que el viejo axioma «si te esfuerzas, podrás acceder a la universidad y tendrás una carrera y un buen trabajo asegurado» ha muerto. Ya no se lo creen ni los profesores ni los propios niños. Educamos a los niños con ideas del pasado para un mundo cambiante que desconocemos.

Segunda mentira: todos los que suspenden son tontos. Las líneas maestras del sistema educativo fueron concebidas en plena Ilustración y están al servicio de una caduca revolución industrial. Por eso se siguen priorizando materias como las matemáticas o las ciencias. Según Robinson, se sigue dividiendo a los alumnos en académicos (o listos) y no académicos (o tontos). Eso ha «provocado el caos», mucha gente se queda fuera del sistema porque no es brillante, según la vara de medir de la Ilustración. «La pérdida de talento no es deliberada, pero es sistemática», sentencia Robinson.

Tercera mentira: se debe clasificar a los niños por edades. Ni las escuelas son fábricas ni los alumnos son productos. Por eso censura que los niños sean clasificados por `fecha de fabricación´, es decir, por edades. «Si estamos interesados en cambiar el modelo educativo, no deberíamos perpetuar una estandarización propia de la era industrial. La educación tiene que ver con desarrollar seres humanos, y el desarrollo humano no es lineal».

Cuarta mentira: el cole desarrolla la inteligencia de forma integral. El pensamiento divergente es la capacidad que tiene el ser humano de encontrar muchas respuestas posibles a una única pregunta. Según un estudio, el 98 por ciento de los niños tienen esa habilidad cuando entran en la guardería. Sin embargo, años después (tras pasar por el sistema educativo), el pensamiento divergente mengua dramáticamente. «Los niños crecen en un sistema que solo les permite manejar una respuesta posible».

Quinta mentira: hay una epidemia de falta de atención. Se estima que entre el cinco y el diez por ciento de los niños en edad escolar sufren déficit de atención. Para Robinson, ese diagnóstico es tan «equivocado como ficticio». Y denuncia que «se trata de una moda médica. Los niños afectados están siendo medicados de forma rutinaria». Él echa la culpa de la falta de concentración a la sobreestimulación provocada por un consumo excesivo de televisión, Internet, publicidad o videojuegos. El sistema educativo de toda la vida no logra interesar a alumnos que han crecido en un mundo diferente.

Sexta mentira:
La solución es exigir menos a los alumnos. El objetivo de la escuela debería ser identificar las aptitudes naturales y potenciarlas. «No pido que se exija menos a los alumnos, sino más al colegio», explica. Para ilustrarlo, Robinson siempre escoge el ejemplo de genios como Paul McCartney, George Harrison o Elvis Presley, a quienes la escuela les colgó el cartel de `zoquetes´. Nadie supo detectar su don para la música ni fomentarlo.

Séptima mentira: La inteligencia se mide con un test. Los test de inteligencia, según Robinson, son un invento supremacista. Para él, el talento es algo tan personal e intransferible como una huella dactilar. La clave es de qué manera eres inteligente; no si lo eres.

Y una conclusión:¡descubre tu elemento! La ecuación, tal y como afirma Robinson, es simple: «talento más pasión igual a éxito». El intríngulis es descubrir cuál es. En ese proceso, los padres juegan un papel clave. Ellos deben reconocer aquellas habilidades naturales de los niños y potenciarlas para que florezcan.

Fuente: XL Semanal vía blogp3ru

14/4/12

Estudio científico demuestra que la comida chatarra puede provocar depresión

Un equipo de investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de Navarra establecen una relación peligrosa entre la comida rápida y la depresión. ¿Qué opinas?

El estudio, que contó con cerca de 9000 participantes a lo largo de 6 años, determina que cuanta más comida chatarra (hamburguesas, pizzas o refrescos) se consume más cerca se está de caer en una depresión.

No es la primera vez que los científicos han encontrado una relación entre la depresión y la comida rápida. En 2011 investigadores de la Universidad de Maryland informaron de resultados similares en un estudio sobre las mujeres de edad media.

En dicha investigación, las mujeres con síntomas depresivos se alimentaban de comida rápida más a menudo que las mujeres que no tenían síntomas de depresión.

Los científicos siguen investigando a fondo los efectos de la “fast food”. Cuando se está deprimido, es complicado encontrar la motivación y energía para llevar un estilo de vida saludable y cuidar de uno mismo.

Por otro lado, una dieta pobre podría aumentar el riesgo de caer en una depresión. Muchos de estos platos son altos en grasas saturadas, aquellas grasas insanas que aumentan los índices de colesterol “malo” y reducen los niveles de colesterol “bueno”, aumentando el riesgo de padecer ataques cardíacos y derrame cerebral.

Además, aquellas personas que basan su dieta en la comida chatarra podrían estar perdiéndose los efectos “protectores” de alimentos más saludables tales como las frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres o pescado. Algunos de los nutrientes de estos alimentos podrían ayudar contra una depresión, como por ejemplo los antioxidantes, el acido fólico y el omega 3.

Finalmente, la depresión y la comida rápida podrían estar relacionadas a través de hábitos menos saludables en general. La mayoría de las personas que consumen habitualmente comida rápida tienen otras costumbres igual o más perjudiciales si cabe como llevar una vida sedentaria o trabajar demasiadas horas.

Los altos niveles de estrés junto con un estilo de vida que excluya el deporte pueden ayudar al riesgo de depresión.
Tomado de: Blog Salud y Bienenstar vía cubadebate